Frío polar. Me estaba calando hasta los huesos. Irremediablemente había tenido que salir, a hacer unas compras por los callejones de la Ciudad. Era cierto que no pensaba que llovería tanto, y era cierto que me había empeñado en salir, a pesar de las advertencias de mi abuela, pero era necesarío salir. Necesitaba comprarle un regalo, algo que le alegrara un poco, desde hacía mucho tiempo que la veia alicaida, y sin ganas de vivir, y eso me mataba por dentro. De todas maneras, yo había sido la ...
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